3 de enero de 2016

¿El ateo puede ser un hombre moral bueno?



¿El ateo puede ser un hombre moral bueno?
Publicado: 15 noviembre, 2010 en Pensamiento

Cada vez es más frecuente, en la muerte de los valores absolutos, la consideración de que el ateo no sólo es “buena persona”, sino que en una sociedad laica y democrática es el único individuo que puede serlo en cuanto que el creyente es presa de la intolerancia, del fanatismo y, por consiguiente, propenso a la violencia. R: Para comenzar hay dejar en claro que no existen valores absolutos.
Los ateos somos en el promedio igual que el resto de la humanidad. La intolerancia y el fanatismo provienen de los creyentes. Son las creencias que originan el fanatismo y la intolerancia. Y siempre las religiones fueron propensas a la violencia, esto lo demuestra claramente la historia, tanto del pasado cómo de la actualidad. 

 En la cultura actual, especialmente en los medios de comunicación y en un estrato no académico, el ateo es presentado como el prototipo e ideal de sujeto virtuoso. R: Lo que realmente sucede es, que una gran mayoría de personas virtuosas en todos los campos, tanto artísticos y científicos, fueron y son ateos. 

Cuántas veces se repite, a modo de evidencia, que no es necesario creer en Dios para ser buena persona o que no todos los cristianos lo son. Es más, ¿no se reitera en la idea de que es más meritorio ser bueno sin esperar nada a cambio como en el caso de los ateos? R: Los cristianos basan su moral en un eventual premio o un castigo en el allende, y no por empatía con los demás. Actuar en vista de un premio o de un castigo no es ser moral, es ser tremendamente egoísta. Yo me porto bien porque si lo hago me van a dar un premio y si no me porto bien recibiré un castigo.
En cambio el ateísmo, que basa sus normas morales en el humanismo secular.
Consideramos que el “mal” y el “bien”
no tienen puntos de referencia metafísicas.
Los humanistas rechazamos la reivindicación de las religiones a un monopolio moral. Los humanistas sostenemos una ética secular que se basa en la razón. La suposición, que “sin Dios todo está permitido” es igual una falacia como la suposición, que “con Dios todo es moral”. Lo primero está refutado por la ciencia y practica de la vivencia de millones de personas. Lo segundo es desmentido por la historia de las religiones y su pasado  reciente, de manera que, los ejemplos no son necesarios.
  
El ateo, que se precia de ser un sujeto docto en el concepto de religión en cuanto a objeto de estudio de la etnología, sólo alcanza una idea abstracta de Dios obviando o desconociendo su realidad como ser personal, requisito indispensable para entender que dicha verdad es el motor que hace funcionar y dota de sentido la existencia. R: ¿Qué tiene que ver la etnología en esto? Dios es una idea abstracta y no una realidad, puesto que cada quien tiene su propio concepto del dios en el cual cree. Para considerar a Dios cómo una verdad, debe estar evidenciado, ¿pero cuál sería el sentido de la existencia del cosmos?

 Desde esta perspectiva ateísta uno de los requisitos fundamentales para ser buena persona es la ausencia de obligaciones o coacciones por parte de agentes externos a la persona, es decir, uno sólo puede ser bueno si no tiene obstáculos para hacer lo que quiere. R: Se actúa ética y moralmente no por una coerción externa, sino por empatía hacia otras personas y al entorno que lo le rodea.
Actuar bien por coerción  no es actuar moralmente, sino por miedo. 

Esta idea se cumple en el ateo ya que al encontrarse desvinculado de Dios y de los dogmas de la religión está en total disposición de obrar con el mayor altruismo posible. Esta percepción de la libertad, sin embargo, es absolutamente negativa, en cuanto se entiende exclusivamente como ausencia de coacción y no positivamente, como autoposesión de los actos con el fin de autodestinarse hacia aquello que se quiere: el bien último. R: Actuar con altruismo es una opción de cada uno. Pero, los ateos si tenemos libertad para actuar, no estamos restringidos por doctrinas y dogmas restrictivos. Y lo que hacemos no es a causa por algún tipo de extorsión, actuamos porque nos sentimos libres para hacerlo. No cómo los cristianos que actúan por imposición doctrinal.

Si a nivel social e individual se ha demostrado la inviabilidad y la tragedia de la transmutación de los valores concretado principalmente en los dos periodos de la gran guerra mundial que asoló el siglo XX, en un cierto sector de la sociedad existe el convencimiento real de que el hecho religioso es el principal y mayor obstáculo para la difusión de la auténtica democracia entre los hombres y los estados. R: No me queda muy claro lo que el autor quiso decir  aquí.
Por un lado habla de una transmutación de los valores ¿la transmutación de que valores en qué? También habla de dos períodos de la gran guerra mundial, no me queda claro que se refiere aquí. ¿Cuáles dos períodos? Por ende, las religiones siempre han sido un obstáculo para la democracia.

De este modo, el ateismo no sólo es conforme con una vida recta, sino que es el único modo de ser realmente moral. R: Esto sí es cierto, puesto que no actuamos moral y éticamente por imposiciones de alguna divinidad, sino por empatía a nuestros congéneres y la naturaleza.

 Así, la moral es desvincula de modo absoluto de Dios y encuentra su único principio y piedra angular en la razón del hombre. R: Porque una verdadera moral se basa en el hombre y no en los dictámenes de una religión. Los humanistas no ponemos a las religiones como baluartes de la moral, sino al ser humano. 

 Por tanto, el ateo se halla en mejores condiciones que el creyente para ser una persona moralmente buena por su disposición natural a no someterse a ninguna coerción extrínseca.  R: Cierto 

Cuando nos disponemos a entablar diálogo con alguien que sostiene o dice sostener una actitud atea ante la vida, de inmediato nos damos cuenta de que se trata de un sujeto que no se responsabiliza de no conocer la verdad, sino que se limita a negar a Dios culpabilizándolo de no mostrarse de la manera concreta en que lo hacen los fenómenos sujetos a las leyes de la materialidad física. R: No tratamos de conocer “la verdad”, que no existe, sino las verdades en base a los conocimientos científicos. ¿Por qué un dios, que se supone es omnipotente, no se releva de tal manera que no quede duda de su existencia, pudiéndolo hacer? ¡Ah, ya sé, él quiere que se crea en el por fe! ¿A quién le dijo esto?

 En este sentido observamos que para el ateo, en su foro interno, existe una condena explícita a Dios por haberle negado el conocimiento de la verdad. R: No, esto es una ridiculez. 

Sin embargo tanto la literatura – el Emilio de Rousseau como Crimen y castigo  de Dostoievski – como la vida misma nos demuestran y enseñan que el único obstáculo real para evitar el mal es la conciencia, ese sentimiento propio e interior de la persona inducido por el conocimiento personal de Dios que nos conduce a actuar bien en el plano práctico.     R: El “bien” y el “mal” metafísicamente no tienen puntos de referencia. Hablar del bien y del mal es una banalidad.
Nada en si es lo uno o lo otro, por ejemplo el fuego no es malo ni bueno, puede ser las dos cosas al mismo tiempo, al igual que el agua o el viento, por ejemplo.
La separación del bien y del mal proviene principalmente de las tres grandes religiones monoteístas. Dios, lo bueno, el bien, Satanás lo malo, la maldad. Estos dos entes imaginarios tampoco son lo uno o lo otro, tanto el dios de la biblia y Satanás son ambas cosas. “Dios” no es netamente bueno ni “Satanás” es la maldad absoluta.
Es erróneo preguntarse si el mal como tal existe, todas las cosas tienen sus dos lados. No existe lo absolutamente malo o absolutamente bueno. 

¿Se puede actuar bien moralmente sin reconocer la verdad sobre la existencia de Dios? Es importante señalar que la razón por sí misma no nos capacita para conocer cómo hemos de actuar de manera práctica ante un caso determinado. R: ¡¿Qué?! ¿Qué la razón por sí misma no nos capacita para  saber cómo hemos de actuar? El razonamiento o la razón, es la capacidad mental, que nos permite actuar de una manera adecuada frente a un hecho determinado. 

En el cristiano es la fe la que le ayuda a la razón a saber cómo actuar en la vida práctica al orientar cada una de las acciones a Dios. R: Mediante la fe, que no es otra cosa que creer, con suerte  eventualmente se puede lograr algo.  

Algo parecido acontece en el ateo – como bien vemos en Kant – que si bien no tiene una relación personal con Dios, al que rechaza, percibe en el concepto de absoluto al Dios viviente del Evangelio, si bien de una manera abstracta y por herencia. Por tanto, convenimos que no existe una moral fundamental y consistente que no sea cristiana, R: ¿Que tiene que ver el concepto que tuvo Kant sobre dios con que se conviene que no existe una moral fundamental y consistente que no sea cristiana?  
Aquí me hago eco de Bertrand Russell, quien dijo: “Afirmo deliberadamente que la religión cristiana, tal como está organizada, ha sido y aún es el principal enemigo del progreso moral en el mundo

 es más, todas las éticas existentes son en mayor o menor medida una participación de la moral cristiana en cuanto conciben la dignidad de la persona desde el punto de vista del humanismo cristiano y de la ley natural. R: La afirmación, que el cristianismo haya tenido una influencia determinante sobre la moral, sólo puede mantenerse en pié, si se ignoran o falsifican todas las evidencias históricas. (Bertrand Russell en “Porqué no soy cristiano”)

 Lo he dicho muchas veces conversando con ateos probos que buscan el conocimiento y, consecuentemente la verdad: se crea o no se crea en Dios, se entre o no se entre en relación sincera con Él, todos aquellos que buscan la verdad y obrar acorde a ella son personas que sin saberlo son y viven de manera cristiana.     R: Nosotros los ateos no buscamos “la verdad” buscamos verdades. Y no vivimos a la manera de los cristianos, sin o de acuerdo a los conceptos del humanismo secular, que ética y moralmente son muy superiores a las doctrinas supuestamente morales del cristianismo, rechazamos todas las normas morales que provienen de una supuesta divinidad.

¿El ateo puede ser una persona buena moralmente? Ninguna persona puede alcanzar mediante la sola razón lo que debe hacer en la vida práctica sin conocer ni vivir las exigencias de la moral cristiana. R: Una moral, cómo la cristiana, que se basa en promesas de premios o en terribles castigos si se actúa moralmente o amoralmente según los preceptos de esta religión no, es absolutamente repudiable.

Al margen de teorías filosóficas la vida práctica exige que el ser humano esté dotado de una existencia viable, dotada de un sentido mediante el cual pueda orientarse y autodestinarse a su bien mayor. De lo contrario, el ser humano no se desarrolla, al menos no como persona. R: ¿Y qué sucede con los minusválidos, por ejemplo personas con retraso mental? ¿Personas como estas, que no pueden desarrollarse a su bien mayor, no son personas?

Entrar en relación con Dios no es una mera posibilidad, es una exigencia intrínseca del mismo modo de ser del hombre. R: ¿Por qué ha de ser una exigencia intrínseca, a caso el autor de este artículo pretende volver  a encender las hogueras, para quemar a los herejes?
Los ateos nos hemos liberado de las supersticiones religiosas con sus absurdas y nefastas doctrinas  y dogmas.
 
 La propia naturaleza del ser humano está abierta a conocerse a sí misma mediante el conocimiento de la verdad hacia la que se inclina como su bien mayor y último. R: El ser humano puede conocerse a sí mismo, no mediante “la verdad”, sino mediante  los conocimientos que nos proporcionan las ciencias naturales

El problema de la existencia de Dios no es que Dios, por casualidad, no se revele al ateo, sino que más bien son la inteligencia y la voluntad del ateo las que no se hallan en disposición de efectuar ese encuentro y es que existe la posibilidad, y en realidad se da, de que la persona no acepte la verdad y que incluso la rechace para sentirse libre de. R: El problema de la existencia de Dios no lo tenemos nosotros los ateos, sino ustedes los teístas, puesto que por mucho que han y tratado y siguen tratando no logran demostrar que el dios en el cual creen realmente existe. Hasta los más sofisticados argumentos que alguna vez alguien haya esgrimido, han sido todos refutados. Si desde que el hombre comenzó a creer en dioses, desde hace decenas de miles de años, hasta hoy, no lo han logrado, tampoco lo van a lograr en los próximos siglos, por lo tanto a la única conclusión que puedo llegar, es que los dioses no existen en la realidad, estos sólo existen en las mentes de las personas que creen en ellos. 

En este sentido, más que intelectual el rechazo de Dios es consecuencia de una mala voluntad, de no querer alcanzar el bien último. Así, por mucho que se quiera y aunque exteriormente percibamos como buenas acciones de la persona atea, ya sea ayudar a una anciana a cruzar la calle o ceder el asiento en el autobús a un hombre con el pie escayolado, para hablar propiamente de acciones morales buenas es requisito indispensable obrar por amor al fin último. Y esto también compete al cristiano, que muchas veces es esclavo de la incoherencia entre la fe que profesa y su obrar, y ello porque como en el caso del ateo, obvia el fin último.  R: Las bases en las cuales se cimenta la moral cristiana y que quiere imponer cómo válidas, son totalmente inaceptables. 
   
Fuente: https://opusprima.wordpress.com

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